Extravagancia y psicodelia en el arte con la princesa de los lunares
Los lunares y el arte son todo uno. Basta con echar un vistazo a las pasarelas de moda, el cine o el mundo de la música para darse cuenta de que los lunares son un elemento bien integrado, apreciado y arraigado en todos los rincones del mundo.
Pero no todo queda ahí, si nos adentramos en otro tipo de disciplinas artísticas menos populares, más sensitivas, extravagantes y limitados por su carácter transgresor a un público mucho más reducido, también podemos encontrar a los lunares muy presentes y con gran influencia.
Como muestra de ello, queremos hablar de la artista japonesa Yayoi Kusama, o también conocida como “la princesa de los lunares”. El nombre se lo debe a su casi enfermiza relación con los lunares, que por otro lado, la han catapultado a lo largo de los años hasta la posición de artista consagrada y reconocida que ostenta.
“El lunar tiene la forma del sol, símbolo de la energía del mundo y de nuestra propia vida, y también tiene la forma de la luna, conteniendo la calma. Redondo, suave, lleno de color, inconsciente y desconocido. Los lunares se tornan movimiento.. los lunares son el camino hacia el infinito.” – Yayoi Kusama

Pinceladas de lunares: Historia de Kusama
Yayoi Kusama, siempre estampada de lunares, nació el 22 de marzo de 1929 en la ciudad Japonesa de Matsumoto. Siendo una reconocida artista y escritora japonesa, hablar de Kusama supone hablar de lunares o Polka Dots, entre otras muchas cosas…
A lo largo de su carrera, ha trabajado con una gran variedad de medios incluyendo: pintura, collage, escultura, arte performance e instalaciones, la mayoría dentro del estilo artístico de la psicodelia, la repetición y los patrones. Kusama es una precursora de los movimientos del arte pop, minimalismo y arte feminista siendo además una gran influencia para sus contemporáneos, Andy Warhol y Claes Oldenburg.
A pesar de haber sido olvidada a principios de los 70 cuando abandonó la escena del arte neoyorquino, es reconocida actualmente como una de las artistas más importantes que haya salido de Japón y una voz muy importante del vanguardismo internacional.
El trabajo de Kusama está basado en el arte conceptual y muestra algunos atributos del feminismo, minimalismo, surrealismo, arte marginal, arte pop, y expresionismo abstracto, además de estar fusionado con contenido autobiográfico, psicológico y sexual.
Entre sus obras publicadas se encuentran también novelas y poesía, y ha creado trabajos notables en filmes y diseño de moda. Grandes referentes del arte como el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo Whitney de Arte Estadounidense y el Tate Modern han expuesto retrospectivas de Kusama de gran tamaño e importancia.
Como prueba de su enorme influencia y prestigio en el mundo del arte, en 2008 la famosa casa de subastas neoyorquina Christie’s vendió en Nueva York una de sus obras por 5,1 millones de dólares, estableciendo de este modo el récord para una artista femenina con vida.
Origen de su Arte a lunares
Para entender el origen de la relación de Kusama con los lunares, primero debemos profundizar en su historia:
Es la cuarta hija de una familia rural, próspera, férrea y conservadora, sufriendo en innumerables ocasiones el abuso físico de su madre. Estos acontecimientos forjaron en ella ya desde su niñez alucinaciones y pensamientos severamente obsesivos con tendencias suicidas.
En 1948, intentando en parte escapar de este entorno, abandonó su ciudad natal para entrar en la Escuela Municipal de Artes y Artesanías de Kyoto, donde estudió Nihonga. Trátandose de un estilo riguroso desarrollado durante la Era del Emperador Meiji; esto no mejoró en nada sus problemas, la rigidez de enseñanza de la Escuela la llevó a odiar el sistema maestro-discípulo donde los estudiantes debían de empaparse de tradición a través del Sensei…
Frustrada con este estilo japonés, empezó entonces a interesarse por el vanguardismo americano y europeo, montando varias exhibiciones solistas de sus pinturas en Matsumoto y Tokyo durante la década de 1950.
Obsesión por los Lunares
A pesar del gran atractivo de sus obras y la fama a la que la han catapultado, los lunares siempre han sido para Kusama una forma de escapar de sus temores y alucinaciones: los vastos campos de lunares o “redes infinitas” que estampa desde siempre en sus obras, han sido siempre, ni más ni menos que la representación de sus propias alucinaciones:
Entornos infinitos estampados con formas y colores que la han rodeado y perseguido desde su niñez.
La primera muestra conocida de ello, se trata de un dibujo que realizó en 1939, con 10 años, donde aparece una mujer vestida con un kimono – presuntamente su madre, cubierta y totalmente oculta por manchas.
Fue a partir de 1950 cuando Kusama empezó a compartir y a hacer realidad sus alucinaciones, cubriendo cualquier superficie con lunares: empezando por lienzos, telas, paredes, pisos hasta abarcar cualquier tipo de objetos del hogar e incluso cuerpos desnudos. Convirtiendo a los lunares en la marca personal de su trabajo.
Escapando de la nula comprensión que su arte despertaba en su Japón natal, en 1957 se mudó a Nueva York, donde, después de muchas penurias, sus obras fueron ganando repercusión pero también tamaño, iniciando así una serie de obras a gran escala, llamada Redes Infinitas que podían alcanzar hasta los 9 metros de largo cubiertos a lunares: Pintaba obsesiva y compulsivamente, redes infinitas una y otra vez, una y otra vez, donde se perdía hasta casi desaparecer en sus propias alucinaciones.
Se convirtió en una personalidad fija del vanguardismo de Nueva York, exponiendo sus trabajos al lado de Andy Warhol, Claes Oldenburg y George Segal a principios de la década de 1960 cuándo la artista se asoció al movimiento del Arte pop. Con motivo del ascenso de la contracultura hippie de finales de los años sesenta, Kusama llamó la atención del público realizando una serie de happenings en los cuales pintaban a los participantes desnudos con lunares de colores brillantes.
Los Lunares y el sexo
Sumergida en el entorno hippy que impregnaba la sociedad estadounidense de finales de los años 60, fue mezclando su arte con la liberación sexual, creando performances estrafalarias, y a la postre polémicas, llamadas happenings y con temáticas de diversa índole: desde grandes eventos públicos nudistas, muchas veces a modo de protesta contra la conducta bélica de Estados Unidos, incluyendo macro orgías donde, por su inclinación asexual, su papel se limitaba siempre a cubrir a topos los cuerpos desnudos de los participantes.
De cualquier modo, dado su carácter vanguardista y revolucionario, muchas de estas performances, a menudo incomprendidas por el público general y tradicional, terminarían en innumerables polémicas y detenciones.
A pesar de la atención al detalle y lo intrínseco de sus dibujos, su obsesión ha marcado fuertemente su forma de trabajar, terminando rápidamente y en masa sus trabajos, estableciendo un ritmo de productividad brutal que aún mantiene y que le llevaron por entonces a sufrir un deterioro importante de su salud, que, a la postre, la obligarían en 1973 a volver a Japón donde en 1977, debido al agravamiento de sus problemas pisquiatricos, decidió voluntariamente recluirse definitivamente en un hospital para enfermos mentales donde reside como residente permanente todavía hoy en día.
Desde entonces, ha continuado produciendo obras de arte en diferentes medios, lanzando además su carrera literaria con la publicación de varias novelas, poesía y una autobiografía.
Los Lunares y el sentido de la vida
A pesar de su difícil infancia y sus problemas de salud mental, como ella siempre ha dicho, los lunares y el arte le han sido esenciales para vivir, le han aportado siempre un sentido a su vida.
Como indica en su autobiografía: sus obsesiones y sus miedos los combate con la obliteración. Los repite hasta la extenuación, hasta que dejan de ser lo que son y se desdibujan repetidos por millones. Dejan de significar para convertirse en otra cosa, para transformarse.
“Si no fuera por el arte, yo me habría quitado la vida hace mucho tiempo.”
“Me siento feliz cuando realizo mis obras, cuando escribo poesía y pinto cuadros. También me siento feliz cuando contemplo el cielo azul, observo el mar abierto o conozco personas maravillosas. Agradezco el momento en el que siento que puedo aportar algo a la sociedad y puedo comprometerme con ella como artista”
Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Yayoi_Kusama
http://www.culturaca.com/la-red-infinita-de-yayoi-kusama/
http://www.chilango.com/artes/yayoi-kusama-para-principiantes/
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